miércoles, 28 de agosto de 2013

Todo lo que era contigo... y ahora sin tí, nada.

Cada vez pierdo más la calma. Esta rutina me atrapa con sus engaños y me agobia. Me agobio. Me estreso. Me enfado. Porque quiero tenerte a mi lado.

Porque mi corazón sabe que le falta su mitad. Mi vida se asfixia porque le falta su aire. Mi mundo se me derrumba porque le falta su base, quien lo sostiene. Mis días son pesados y desordenados porque les faltan su regulador, su coordinador y animador. Mi camino está perdido porque le falta su guía. Mi cielo es siempre negro porque no tiene sol. Mi tiempo es siempre nuboso y lluvioso. La noche no es mágica porque no tiene Luna, su veladora y su hechicera. Las estrellas de mi cielo se están cayendo porque los sueños se me están apagando. No puedo dormir porque tengo pesadillas. Y yo... ya no me cuido, me veo cada día más fea, no hago mi deber, ya no me río como antes... Se me quitan las ganas de todo. Me consumo en esta realidad. Porque me falta mi necesidad.
Ya no soy la misma sin tí. Nada es lo mismo.

No puedo aceptar que ya no estás conmigo. No quiero. No puedo acostumbrarme.

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